El Parque Nacional de Khenifiss, en la costa sur de Marruecos guarda un secreto: a orillas de su humedal están los restos de Santa Cruz de la Mar Pequeña, fortaleza española del siglo XV. Abandonada por el Gobierno Marroquí, hoy el Parque y los restos arqueológicos sólo tienen un custodio: el saharaui Mohamed Khabizi.
Miguel
Gutiérrez-Garitano
En el desierto del Sáhara existe una
ley no escrita pero implacable: lo eterno dura un instante, sólo lo transitorio
pervive; o lo que es lo mismo: lo que se construye con pretensiones de
longevidad, como las torres de piedra o las grandes ciudades, tiene
dificultades para subsistir al embate de las arenas; y son las humildes tiendas
de los beduinos, las que triunfan en este ecosistema.
Pero hay un hombre que vive a
caballo entre ambos mundos, empeñando su vida para recuperar lo muerto; Mohamed
Khabizi, "El Saharaui", un jefe beduino que vive como un nómada sin
moverse del sitio, porque se ha propuesto conservar la memoria de una ciudad
enterrada y una torre legendaria que ya nadie recuerda.
Santa Cruz de la Mar Pequeña fue una fortaleza construída en Cabo Juby por los Reyes Católicos. |
Habita con su familia -de unos treinta miembros- en un campamento de haimas; pero no siempre fue así, porque "El Saharaui" nació en la ciudad española de Puerto Seguro, que hoy ya no existe, porque yace enterrada bajo las dunas que rodean la laguna de Naila, en el corazón del Parque Nacional de Khenifiss; a pocos kilómetros monta su rutina el clan Khabizi, adaptándose al terreno, pero desplazándose lo justo, en esa franja idílica entre el mar y el desierto que es el Parque. Este -situado en la costa atlántica, en la región de El Aaiún-Bojador-Saguia el Hamra- fue establecido en 2006 para proteger el entorno de humedales, dunas costeras y desierto que rodea la laguna de Naila; es allí donde me han llevado mis pesquisas en busca de "Santa Cruz de la Mar Pequeña", una mítica torre española que desapareció para siempre en 1524.
En mi investigación, siguiendo las
diferentes teorías decimonónicas sobre su ubicación, he visitado Sidi Ifni y la
desembocadura del río Shebika, sin lograr resultados; tras lo cual me dirijo a Tarfaya,
donde pregunto por las antiguas ruinas sin resultado; hasta que en una vieja
tetería un tipo orondo me recomienda que tome un taxi al Parque de Khenifiss y
busque el campamento de un saharaui llamado Mohamed. "El sabe", me
asegura.
Paisajes de la laguna de Naila y el Parque ncional de Khemifiss. |
Cuando llego al área protegida tardo
poco en rendirme a sus encantos: en torno a una marisma de aguas turquesas
donde las aves acuáticas hacen sus delicias, se despliega un paisaje desierto
bajo un cielo de inmaculado azul. Un militar malhumorado nos indica el lugar donde
la familia Khabizi tiene su campamento, a apenas dos kilómetros de la entrada
del Parque. El taxista marcha sólo en esa dirección y regresa con un hombre que
me recuerda a Sean Connery cuando hacía el papel de El Raisuni en la película
"El Viento y el León"; de ademán altivo Mohamed Khabizi viste de
manera humilde pero no sin cierta elegancia, gracias a su camisa de blanco
nuclear y su turbante saharaui (elzam) que lleva enroscado al cuello a modo de
braga; me saluda con dignidad y luego parte hacia el norte por el roquedal con
la agilidad de una gacela. Ni las tolvaneras de polvo que trae la brisa ni el
descenso vertiginoso que hacemos a la playa le manchan la camisa, lo que no
deja de maravillarme, teniendo en cuenta que al acabar la maniobra yo he quedado
cubierto de suciedad de la cabeza a los pies.
Khabizi nos guía hacia las ruinas a través de la arena. |
Junto a una casa miserable un
soldado marroquí me da el alto: "pasaporte si`l vous plait", me dice
desabrido. Se trata de uno de los efectivos del "Muro del Atlántico",
la barrera establecida por Marruecos con euros europeos para detener la
emigración ilegal a Canarias, cuyas islas orientales pueden verse los días
claros; sobre el papel dicho muro está conformado por los precarios hogares de
los soldados, que se levantan cada tres kilómetros. Por mi parte y dada la
miseria en la que habitan el militar y su familia, temo una petición de
soborno, pero al final no hace falta, porque a una orden de
Mohamed el
uniformado vuelve a su puesto con el rabo entre las piernas.
Después llega un calmo zangoloteo
por una playa que es pura calma y luz. Y en su centro mismo un cuadrado de
piedras centenarias medio enterradas en la arena. Se trata de la torre, la
mítica "Santa Cruz de la Mar Pequeña". "Hace diez años
estaba cubierta de agua", informa Khabizi, que asegura además que
"solía pescar subido a sus muros, que levantan unos tres metros del
suelo". Mientras dice esto se mete en el recinto y me enseña un
folleto de anuncio del Parque Nacional, en árabe, en el que la estructura
aparece cubierta de agua. Bajo la sombra de una Tarfa, me señala el lugar donde
estuvo la ciudad española de Puerto Cansado, hoy cubierta por una colosal duna.
"Yo nací allí. Mi padre era cabo de la Caballería Indígena en la
guarnición de la ciudad, pero los españoles se fueron y hoy todo yace enterrado.
Todo menos mi familia, nosotros no nos moveremos de aquí", sentencia. Y
después llega un silencio que ni el viento se atreve a replicar.
El guía saharaui nos muestra los restos de la torre de Santa Cruz de la Mar Pequeña, enterrados en la arena. |
Khabizi y yo repasamos la historia
del lugar en su campamento, mientras degustamos un magnífico cous cous regado
por el inevitable té de menta. Su existencia sirvió a España como excusa para
reclamar los territorios en el siglo XIX y establecer el llamado Protectorado
Sur. La torre para ellos era lo de menos, aunque al parecer su ubicación no era
tan secreta como se creía. El escritor Mariano Gambín -autor de la famosa serie
Ira Dei- la redescubrió en 2011, y demostró que era conocida en época colonial.
Pocos meses después las autoridades marroquíes hicieron amago de recuperarla
para el turismo. "Fue todo desastre", relata Mohamed. "El
Gobierno dio 25.000.000 de dirhams para hacer de esta zona un lugar atractivo
para las visitas y el responsable del proyecto los único que hizo fue robar
todo y poner mojones para delimitar el área natural", se lamenta. Ahora
los únicos que cuidan el área son ellos, los Khabizi que siempre habitaron
allí. Mohamed ni siquiera acepta el dinero que le ofrezco después por guiarme
en la caminata. Me abraza una y otra vez y repite riendo: "Ah, Miguel,
eres un buen hombre, eres un buen hombre".
El área
protegida
Declarado como reserva natural en
1960 y Reserva Biológica en 1983, no fue hasta 2006 que Kenifiss adoptó el
calificativo de Parque Nacional; situado en la costa atlántica del sur
marroquí, cerca de la ciudad de Tarfaya, su punto fuerte lo conforman las dunas
que rodean a la laguna Naila, que no es sino una península de agua unida al
océano por una estrecha bocana. La visión de sus aguas verdosas rodeadas de
dunas y pobladas de aves acuáticas y pescadores bien merecen una visita.
Puerto Cansado
Conocido también como Argila, Port
Hillsborough o El Kraàn a lo largo del tiempo, en época de la colonia española
(desde 1912 hasta 1969) Puerto Cansado era uno de los poblados adscritos al
territorio de Ifni. Apenas un grupo de casas blancas erigidas en torno a un
puerto pesquero y un puesto militar. Hoy todo yace bajo la arena.
Con la familia de Mohamed Kabhizi, "El Saharaui", en su campamento. |
Santa Cruz de
la Mar Pequeña
Santa Cruz fue construida por orden
de los Reyes Católicos en 1496, en la época de la conquista de las islas
Canarias. Se utilizaba como base para las temidas "cabalgadas", que
eran las razzias militares que emprendían los castellanos por el desierto en
busca de botín y esclavos. Todo terminó cuando una fuerza indígena la destruyó
en el primer cuarto del siglo XVI, en concreto en 1524. Tras la visita al lugar
del escritor Gambín (autor de un libro que recupera la historia de la torre) y por iniciativa del profesor de la villa de Akfhenir, la
torre fue desenterrada para poder ser visitada. Sólo dos años después, con
motivo de mi visita, la arena había vuelto a imponerse. Como anécdota, después
supe que Naila en árabe es "laguna", pero su traducción literal es
"mar pequeña", así que en realidad la ubicación estaba clara.
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