sábado, 1 de noviembre de 2014

Baluan Sholak, "El luchador sin dedos"


Escuché la historia del forzudo Baluan Sholak en los labios de un anciano uzbeko en mitad de la "Ruta de la seda".  Contaba que, desde el mar de Aral, hasta las riberas del Dniéper, desde el desierto de Kizyl Kum, hasta la cordillera de los Altaï, cuando los nómadas hablaban junto al fuego del campamento sobre hazañas de fuerza bruta siempre citaban a Baluan Sholak.

Fotografía de Sholak mostrando su fuerza.


Nacido en 1864 en el Kazajistán profundo en el seno de una familia pobre, la figura de Baluan Sholak se hizo famosa en la situación violenta y desdichada que le tocó vivir a su pueblo. Durante el siglo XIX, el Imperio Ruso se expandió a sangre y fuego a costa de los territorios asiáticos donde vivían fundamentalmente tribus de las estepas. Kazajistán, donde vivía el pueblo nómada turco de los kazajos, cayó ante el avance de un Imperio que arrasó las aldeas y diezmó a las tribus sin piedad. A la guerra siguió una transformación si precedentes para aquellas gentes. A partir de 1890 llegaron a Kazajistán unos 400.000 colonos rusos, alemanes y judíos que construyeron ciudades, ferrocarriles y carreteras.

La población local, ante el tremendo trauma derivado de la agresión, cayó en una suerte de estupefacción psicológica. Y es en ese contexto en que se engrandece la figura de Baluan Sholak. En realidad, el forzudo era el líder de una suerte de troupe itinerante de músicos y actores que opfrecían divertimento a los nómadas por todo el país. El propio Sholak era un fantástico cantor y tañedor de dombra (algunas de sus canciones son hoy patrimonio de Kazajistán) además de un diestro jinete de Dzhigit. Asombraba a propios y ajenos con sus diatribas de liderazgo, sus recitales poesía,  por sus asertos morales y discursos, etc. Pero si algo aupó su leyenda fue su tremenda fuerza (levantaba vacas y partía rocas con sus manos) y sus capacidades como luchador. Al llegar a un campamento o pueblo retaba a los aldeanos a un combate sin armas y según cuentan nunca fue vencido, ni siquiera por forzudos y luchadores famosos, que, envidiosos de su fama, le retaron.


Estatua que representa a Sholak con su dombra, en plena actuación.






La tradición asegura que sufrió un accidente de niño que le quemó los dedos. Por eso le apodaban "El luchador sin dedos", Baluan Sholak, el kazajo capaz de aupar una vaca sobre su espalda o, si me lo permiten, a todo un pueblo, que gracias a su ejemplo de ética, liderazgo y fortaleza supo salir de un momento de desesperanza y zozobra. 

Falleció en 1929. Hoy el palacio de deportes de Almatý, capital de Kazajistán, lleva su nombre.

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